Ya sabemos que los plásticos de un solo uso son una gran amenaza por los impactos que generan en el medio ambiente. Nos hemos concienciado e incluso nos hemos comprometido para dejar de usar muchos de ellos en nuestras vidas. Sin embargo, para solucionar este problema sabemos que hacen falta leyes y compromisos empresariales para cambiar esta situación.

Para empezar, ¿sabe alguien qué significa realmente compostable, biodegradable, bioplástico, o incluso híbridos inventados como biocompostable? Pues generalmente no, pero como suena mejor y más natural, mucha gente piensa que no puede ser malo. La cruda realidad es que cualquiera de esas alternativas pueden seguir llevando plástico convencional en grandes cantidades y solo se van a degradar en condiciones muy específicas que NO se dan en la naturaleza. Con lo cual, en vez de ser solución, tienen prácticamente el mismo impacto que los plásticos convencionales.
Por otro lado, ¿no te parece completamente absurdo cultivar patatas, maíz, u otros para luego hacer bolsas o tuppers en vez de para alimentar a las personas? Pues a muchas empresas les parece estupendo seguir alimentando los modelos de la destructiva agricultura industrial para usar esos alimentos y fabricar el envase con el que te vas a llevar los calabacines a tu casa

Hay que dejarse de medias tintas, las soluciones reales son las reutilizables. Tras abandonar la idea de tatuarme la palabra “reutilizable” en la frente, va a tocar seguir dando la lata en el supermercado (y a los supermercados), en establecimientos, a los amigos, y a la familia. Por muy bonito que quede, los supermercados solo estarán cambiando cuando veas alternativas reutilizables. Todo lo demás es un lavado de cara. Hasta entonces, tenemos que seguir presionando.
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